¿Qué
es el tiempo? Es una pregunta que ha mantenido ocupadas a algunas de
las más grandes mentes, desde los antiguos filósofos a los científicos
de la época de la Ilustración y más allá.
Aún después de miles de años de contemplación y progreso científico,
no existe un consenso acerca de su naturaleza. “Podemos reconocer el
tiempo, pero no lo comprendemos”, dice el filósofo Julian Barbour. “Es
sorprendente que haya un acuerdo tan pequeño sobre lo que es el tiempo o
incluso cómo investigar una solución”.
Esto puede deberse a que una comprensión profunda del tiempo ha
demostrado ser casi superflua para nuestro progreso. En física, por
ejemplo, las leyes del movimiento de Newton, la relatividad general de Einstein y la teoría cuántica
no requieren que conozcamos la naturaleza del tiempo con el fin de
hacerlas funcionar. Incluso los fabricantes de relojes no necesitan
comprender el tiempo.
Los relojes, sin embargo, nos dan una pista acerca de dónde
concentrar nuestros esfuerzos, dado que un reloj necesita algún tipo de
parte móvil para medir el paso del tiempo. Esto puede ser el tic-tac de
un mecanismo de escape,
la oscilación de un cristal de cuarzo o la eyección de una partícula de
un átomo radiactivo; de una manera u otra, debe existir movimiento.
Cuando algo se mueve, cambia. Así que los relojes nos dicen qué
momento está ligado de alguna manera al cambio. Desde este punto, hay
dos caminos que nos llevan a dos visiones del tiempo completamente
opuestas.
El primer camino concluye que el tiempo es una propiedad real y
fundamental del Universo. Como el espacio o la masa, el tiempo existe en
sí mismo. Proporciona el marco en que los eventos tienen lugar. Este
fue el punto de vista tomado por Isaac Newton, quien notó que para
cuantificar el movimiento tienes que tratar el tiempo como si fuese tan
sólido como los muros de una casa. Sólo entonces puedes medir con
confianza cuánto y cuán rápido se mueve un objeto.
Einstein dejó de lado la idea de la rigidez mostrando que el tiempo
transcurre a velocidades diferentes dependiendo del movimiento de un
observador y de la fuerza de gravedad que ‘tira’ de él. Su teoría
abandona la noción de que el espacio y el tiempo existen en sí mismos e
incluso dijo que “el tiempo es nada más que una ilusión obstinadamente
persistente”. Sin embargo, el espacio-tiempo aún puede proporcionarnos
un útil marco de referencia para medir el cosmos, o como el físico Brian
Greene escribe en su libro “The Fabric of the Cosmos” (“La estructura
del Cosmos”, en español): “el espacio-tiempo es una cosa”.
El segundo camino conduce a la idea de que el cambio es la propiedad
fundamental del Universo y que el tiempo surge de nuestros intentos
mentales de organizar el cambiante mundo que nos rodea. Gottfried
Leibniz, el gran rival de Newton, favoreció este tipo de interpretación,
la que sugiere que el tiempo no es real, sino creado dentro de nuestras
mentes. Así que nos vemos enfrentados a una interrogante: ¿es real el
tiempo?
Los físicos y filósofos aún continúan debatiendo sobre el tema, en
particular porque la mecánica cuántica enturbia aún más el problema. Se
cree que una de las razones principales, es que las respuestas podrían
llevarnos hacia una “teoría del todo” que explicaría todas las partículas y fuerzas de la naturaleza.
Existe otra pregunta que también es muy importante. Si el tiempo es
real, ¿de dónde viene? Hasta hace poco tiempo atrás, la mayoría de los
físicos asumían que fue creado en el Big Bang cuando nacieron la
materia, la energía y el espacio. Por tanto, cualquier idea de que el
tiempo existió antes del Big Bang fue considerada irrelevante. Ahora,
sin embargo, no están tan seguros. “No podemos afirmar que el Universo y
el tiempo comenzaron en el Big Bang, o que hubo algún tipo de
prehistoria”, dice Sean Carroll del Instituto Tecnológico de California
en Pasadena. “Ambas opciones son posibles, y personalmente estoy a favor
de la idea de que el Universo siempre ha existido”.
Las teorías de cuerdas
son las que han conducido a esta reevaluación. En estas extensiones
hipotéticas de la física estándar, la realidad está compuesta de más
dimensiones que las cuatro que son familiares para nosotros. Aunque no
podemos percibir directamente estas dimensiones adicionales,
proporcionan lugares para que existan universos alternativos. Estos
universos habrían surgido unos de otros en una secuencia perpetua de Big
Bangs, lo que significaría que nuestro universo nació de otro y, por
tanto, que el tiempo existió antes de ‘nuestro’ Big Bang. Los universos
anteriores pueden incluso haber dejado indicios de sí mismos dentro del
nuestro.
En 2008, Carroll y sus colegas sugirieron que unos rasgos singulares
en la radiación producida por el Big Bang pueden ser las huellas de
universos anteriores. En 2010, Roger Penrose de la Universidad de Oxford
y Vahe Gurzadyan de la Universidad Estatal de Ereván en Armenia fueron
mucho más lejos y sostuvieron que los patrones circulares en este fondo
cósmico de microondas (CMB) eran evidencia de una secuencia de universos
anteriores y Big Bangs. Tendremos la oportunidad de probar estas ideas
cuando el satélite Planck de la Agencia Espacial Europea publique su
mapa del CMB en unos pocos años más.
Por el momento, simplemente no hay manera de escapar de la dificultad
de estas preguntas, y tampoco podemos imaginar la profundidad de sus
respuestas. Ahora, más que nunca, debemos enfrentar nuestra ignorancia
acerca del tiempo.
Fuente: New Scientist
http://www.cosmonoticias.org/que-es-el-tiempo/
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