Los zurdos representan entre el 5% y el 30% de la población (según donde mires) y, con un par de excepciones**, han sido mal vistos por todas las civilizaciones que han existido. Cualquiera diría que lo que más ha tenido en común el ser humano durante la historia, fuera cual fuera su religión o cultura, es la manía con los zurdos.
En nuestra lengua, un ejemplo claro es la palabra “siniestra” para referirse a la mano izquierda.
En sus orígenes, esta palabra significaba simplemente “izquerda“. Viene del latín sinus, que corresponde a bolsillo, ya que las togas solían tener sólo un bolsillo en la parte izquierda. Así que la siniestra era simplemente la mano del bolsillo.
Era la mano mala y la derecha seguía siendo considerada la correcta, pero no había malas intenciones tras el término. No fue hasta la época clásica latina (75 a.C. a 300 d.C.) cuando el adjetivo siniestro empezó a utilizarse para referirse a cosas malvadas y oscuras.
Pero dejemos del lado las palabras: ¿Por qué parece que ser diestro es tan prevalente, independientemente del lugar o la época en la que hayas nacido? Como tenemos dos manos, ¿La proporción de diestros y zurdos no debería ser, más o menos, del 50%?
Se cree que el hecho de que haya una mano dominante deriva de la necesidad de cooperación entre los primeros grupos de seres humanos, que tenían que compartir herramientas y armas para sobrevivir. Si todo el mundo es bueno usando la misma mano, todos podemos usar las mismas herramientas e intercambiarlas sin problemas.
Se cree que el hecho de que haya una mano dominante deriva de la necesidad de cooperación entre los primeros grupos de seres humanos, que tenían que compartir herramientas y armas para sobrevivir. Si todo el mundo es bueno usando la misma mano, todos podemos usar las mismas herramientas e intercambiarlas sin problemas.
Pero, entonces, ¿Por qué precisamente la mano derecha fue la que salió favorecida? ¿Fue cuestión del azar?
Primero, aclaremos ser diestro no significa utilizar sólo la mano derecha para cualquier cosa, sino simplemente preferirla para realizar tareas más complejas que requieran precisión, como escribir o clavar un clavo.
Además del uso de herramientas, algo que determinó nuestro futuro como especie fue la aparición del lenguaje.
Llegados a este punto, hay que tener en cuenta que nuestros cerebros son contralaterales: la parte izquierda de nuestro cerebro controla la mitad derecha de nuestro cuerpo y la parte derecha del cerebro controla la mitad izquierda.
La zona del cerebro que controla el habla tiende a estar en el hemisferio izquierdo, que además es el que controla el movimiento del lado derecho del cuerpo, así que al tener lugar en el mismo hemisferio del cerebro las dos funciones podrían estar ligadas en pos de la eficiencia. De esta manera, la aparición de un lenguaje primitivo y la necesidad de cooperación entre los individuos pudo dar origen a una sociedad mayoritariamente diestra.
Esta teoría la apoya el hecho de que los zurdos procesan la información de manera más distribuida entre los dos hemisferios.
Como dato extra, la mano que preferimos parece tener un componente genético. Estudios realizados en 1992 concluyeron que el hijo de dos padres diestros tenía un 9% de probabilidades de ser zurdo, mientras que el hijo de dos zurdos tenía una probabilidad del 26% de serlo. Esto podría apuntar a que, desde el punto de vista genético, heredamos el hemisferio dominante de nuestro cerebro.
Pero, si la preferencia por el uso de la mano derecha (o el lado derecho del cuerpo en general) representaba una ventaja a la hora de cooperar con el resto de seres humanos, ¿Entonces por qué existían los zurdos? ¿Quedaban excluidos de la sociedad?
Además de la cooperación, otro principio muy importante que gobierna las sociedades es la competición, y ahí es donde entran en juego los zurdos.
Aprovechando que iba a añadir tres mitos sobre los zurdos, aprovecharé el primero para explicar por qué los zurdos aportaban competitividad en las sociedades primitivas.
Mito 1: Los zurdos tienen ventaja en los deportes. VERDADERO.
Sí, los zurdos tienen ventaja en los deportes, sobretodo cuando se trata de actividades de “uno contra uno” (en tenis, Rafa Nadal es un buen ejemplo). Pero un zurdo no es mejor deportista de manera innata, sino que su ventaja aparece con la experiencia.
Desde que un zurdo empieza a practicar un deporte, de todos los contrincantes contra los que se enfrente, alrededor del 90% serán diestros. De modo que, durante toda su vida, pasará la mayor parte del tiempo enfrentándose a rivales con estilos opuestos al suyo, por lo que se acostumbrará a su juego y aprenderá a predecirlo.
Un diestro difícilmente llegará a adaptarse tan bien al juego de los zurdos, ya que jugará un 90% de las veces contra diestros y sólo un 10% de las veces contra zurdos.
Este hecho, junto con el papel que tenía ser un buen luchador en tiempos prehistóricos, daría sentido al hecho de ser zurdo en nuestros orígenes: mientras ser diestro permitía la cooperación de la mayoría de la población, ser zurdo otorgaba ventaja en la pelea por el poder, lo que permitía acceder a posiciones más altas en las sociedades primitivas.
La Cueva de las Manos, en la Patagonia argentina. La mayoría de las manos que aparecen representadas son manos izquierdas, señal de que la mayoría de la población usaba la derecha para pintar. (Fuente)
Esta superioridad sólo puede mantenerse si el número de zurdos es bajo. En el momento en que las cifras de zurdos y diestros empiezan a equilibrarse, todo el mundo se acostumbra a darse palos con gente distinta y ya nadie goza de ventajas.
He encontrado un ejemplo curioso en el reino animal que ilustra cómo ser zurdo (o desarrollar una característica minoritaria respecto al resto del grupo) puede salvarte la vida, aunque los organismos que se aprovechan de esta ventaja no tienen brazos ni piernas.
Un equipo de la universidad de Yale estuvo estudiando las ventajas de ser “zurdo” en poblaciones de caracoles marinos. En este caso, ser zurdo o diestro viene determinado en la orientación de la concha en la que viven los caracoles: si la espiral sigue el sentido de las agujas del reloj o el contrario.
Por regla general, la espiral de las conchas sigue el sentido de las agujas del reloj, pero los pocos individuos que desarrollaban una concha invertida tenían una curiosa ventaja evolutiva.
Uno de los depredadores de los caracoles es una especie de cangrejo que tiene una garra en la pinza derecha que le sirve literalmente de “abrelatas” para romper las conchas de sus presas.
La orientación hacia la izquierda de la concha imposibilita que el cangrejo pueda apoyar la garra derecha en una posición que le permita ejercer fuerza, lo que inutiliza el arma de su depredador y proporciona al caracol marino “zurdo” una ventaja evolutiva.
Pero esta estrategia sólo es efectiva si un número bajo de los caracoles es zurdo, porque así los cangrejos no necesitarán adaptarse a la situación mientras hay suficientes caracoles diestros para zamparse. Curiosamente, aunque los caracoles zurdos tengan una mayor tasa de supervivencia más, no pasan sus genes a generaciones futuras porque, debido a la dirección de sus conchas, a los caracoles zurdos les cuesta muchísimo aparearse con los diestros.
De esta manera, han llegado a un equilibrio que mantiene bajo el número de caracoles “zurdos” y garantiza su propia supervivencia.
Mito 2: Los zurdos viven de media 9 años menos. FALSO.
Esta cifra proviene de dos artículos publicados en los años 80 y 90. Para llegar a esta conclusión, los autores tomaron una lista de gente que había muerto recientemente y se pusieron en contacto con sus familias para preguntarles si los fallecidos eran zurdos o diestros. Así de simple.
De esta manera, vieron que la media de edad a la que los zurdos fallecían era 9 años menor que la de los diestros.
Pero este experimento tenía un gran fallo.
La mayoría de gente muere debido a causas naturales por su avanzada edad. Los que había muerto recientemente en las décadas de los 80 y 90 eran gente que había nacido a principios de siglo, entre 1900 y 1920 (más o menos), cuando ser zurdo aún se castigaba y, en muchos casos, se “corregía”.
Muchos zurdos que nacieron en aquella época podían haber sido “reeducados” para usar su mano derecha y haberse acostumbrado a ello, por lo que sus familiares reconocerían a esta gente como diestros.
Por este motivo, una mayoría de los sujetos que morían entre los años 80 y 90 por causas naturales eran, en mayor proporción, diestros, y las muertes atribuidas a zurdos correspondían en mayor medida a gente más joven a la que no se había “reeducado” para que usaran la mano derecha y que habría fallecido a causa de enfermedades o accidentes.
De esta manera, los zurdos representaban el grupo más joven dentro de los fallecidos, no porque de manera natural vivieran menos, sino porque los zurdos más viejos estaban camuflados entre la población diestra que moría de causas naturales.
Mito 3: Los zurdos son más inteligentes. FALSO (no os ofendáis, no está dicho con mala uva).
Aunque el coeficiente intelectual medio de zurdos y diestros difiere sólo en 1 punto a favor de los zurdos (lo que no es significativo), sí que es verdad que hay una proporción mayor de gente zurda dotada para la música o las matemáticas, probablemente porque su cerebro procesa el lenguaje de una manera más repartida entre los dos hemisferios, lo que permite un mayor creatividad.
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